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►Distribuidor del Noroeste: Cruz de Tejeda - Cruz de María

►Sendero I: Cruz de María - La Aldea

►Sendero II: Cruz de María - San Pedro

►Sendero III: Artenara - San Pedro

►Sendero IV: Moriscos - Guía - Gáldar

 

 

Distribuidor del Noroeste:

Cruz de Tejeda - Cruz de María


Ficha Técnica


Longitud total / duración de la marcha: 13 kilómetros / 5 horas
Desnivel origen / destino: 215 metros
Desnivel máximo: 470 metros.
Pendiente:
media: 4 grados
mínima: 2 grado
máxima: 27 grados
Firme:
sendero: 5,5 kilómetros
pista: 5,7 kilómetros
asfalto: 1,8 kilómetros
Dificultad: baja
Precauciones: nieblas, fuertes vientos y nieve ocasional en invierno.


Descripción General

Todas las rutas del Norte que conectan con la red de caminos mediante este distribuidor, que une la Cruz de Tejeda y la Cruz de María a través de la gran divisoria de la Neocanaria y la Paleocanaria.

De él sale el camino Moriscos-Guía-Galdar (Sendero IV), que comienza a los 2,7 kilómetros del inicio; tambien el que se dirige a San Pedro desde Artenara (Sendero III) y, por último, de la Cruz de María parten los que conducen a la Aldea (Sendero I) y a San Pedro a través del Macizo de Tamadaba, en cuyo interior se establece un circuito (Sendero II).

Litológicamente, pueden distinguirse con claridad dos ámbitos que coinciden con los tramos descritos en el camino. El primero discurre prácticamente en su totalidad sobre brechas del ciclo Roque Nublo que forman el extremo Noreste de la Caldera de Tejeda. El segundo, desde Artenara a Altavista, se desarrolla íntegramente sobre ignimbritas, lavas y brechas del primer ciclo magmático.

Al ir por la gran divisoria de aguas que separa la fachada norte de la mitad suroccidental, el alisio le afecta con frecuencia; en ocasiones la desborda, y permite observar el espectáculo de las nubes del Noreste deshaciéndose al descender a la Caldera de Tejeda. Las precipitaciones son más abundantes al comienzo y al final del camino, donde se superan los 600 mm., con un ligero déficit en la Degollada de Artenara, en la que apenas sobrepasan los 500. Las nieves aparecen ocasionalmente en la primera mitad del trayecto durante el invierno.

Este camino no sólo fue utilizado como vía de circulación de personas y mercancías, sino que además, en invierno, era paso obligado para los pastores de la cumbre, que bajaban con sus rebaños a la costa de La Aldea y a los barrancos del Suroeste. Durante el verano transitaban por él los ganados de la costa y de las medianías del Norte hacia la cumbre, en busca de pastos. También fue, y sigue siendo, paso obligado para los romeros que se dirigen a San Bartolomé de Tirajana en la víspera de Santiago Apóstol.


Descripción del recorrido

Tramo A: Cruz de Tejeda - Artenara
(8,1 kilómetros / 3 horas)

Parte de la Cruz de Tejeda y asciende hacia la ladera Oeste de la Cruz de Constantino, con una pendiente de 27 grados. Luego prosigue hasta la Degollada de las Palomas, espléndido mirador de la Caldera de Tejeda. Desde aquí sube hacia la Majada de Los Carneros, lugar de conexión con la pista que bordea la Montaña de Moriscos, desde la que parte el camino que se dirige a Guía - Gáldar (Sendero IV). Bordeando este monte, se recupera nuevamente la visión de la Caldera de Tejeda, perdida en las Cuevas del Caballero, importante yacimiento arqueológico, desde donde continúa por una cresta hasta el Lomo del Pino para descender por la Hoya del Fraile, rodeando la Montaña de Artenara, en la que ya asoma el pueblo al final de una serpenteante vereda. La pendiente media del tramo es de 3 grados.

Los numerosos miradores del recorrido permiten ver completamente la Caldera de Tejeda, en la que destacan la crestería del Bentayga, enmarcada por las cumbres de la Isla; el Roque Nublo; los macizos de Tamadaba y de Ojeda - Inagua - Pajonales y al frente los escarpes de la plancha aglometática de El Toscón. Destacan, por orden, los miradores de Las Cuevecitas, Degollada de Las Palomas, Cruz de Los Moriscos, Cuevas del Caballero, Llano de Velázquez y El Toril.

La dimensión de esta gran caldera empequeñe la presencia humana, ya de por sí escasa, que se hace notar especialmente en los fondos de los barrancos, donde se establecen los principales asentamientos, o en los riscos de los que cuelgan poblados trogloditas como el de Acusa.

La vegetación predominante es el pinar. Comienza a aparecer en el Monte Constantino, pero no se hace significativo hasta alcanza la Montaña de Artenara. El sotobosque incluye retamas amarillas, codeso, salvia blanca, jaras, jarones y tajinaste blanco en el estrato subarbustivo, y helechos, incienso y tomillos en el herbáceo, representado con profusión en el mirador de la Degollada de Las Palomas. En la última parte del tramo son más frecuentes especies asociadas a la actividad humana, entre las que destacan tabaibas y pitas.
 

Tramo B: Artenara - Cruz de María
(4,9 kilómetros / 2 horas)

Desde el pueblo de Artenara, el camino sigue hacia la Cruz de María. Llamando la atención el Morro de Los Cuervos y la Montaña de Los Brezos. La pendiente media es de 5 grados, aunque oscila entre los 2 y los 10.

La salida se hace por la carretera de Tamadaba, que se abandona en el primer cruce para subir la del cementerio de Artenara, y continuar luego la pista de ascensión a la Montaña de Los Brezos, pasando primero por la falda del Morro de Los Cuervos, también denominado Roque García. Después, el camino bordea el lado septentrional de Los Brezos por el sendero de algo más de un kilómetro que conecta de nuevo con la carretera de Tamadaba para continuar hasta la Cruz de Acusa, de la que arranca, a la izquierda, la carretera que lleva a Acusa, mientras que por la derecha se desciende hacia las presas del Barranco de Agaete. El camino continúa por la carretera de Tamadaba, que abandona 655 metros más adelante para recorrer 480 metros de sendero y volver a tomarla en la Degollada del Sargento, desde donde otro sendero, asciende, de 653 metros, lleva a la Degollada de la Cruz de María. De aquí parten los caminos de La Aldea y de San Pedro.

Abundan a lo largo del tramo excelentes panorámicas, entre las que destaca la de la Montaña de Los Brezos, desde donde se contempla una amplia vista de la Mesa de Acusa y el Barranco de Tejeda - La Aldea, a la izquierda, y el Macizo de Agaete, a la derecha.

La vegetación dominante es el pinar de repoblación, fundamentalmente de pino canario, acompañado de un sotobosque compuesto por brezos, retama amarilla, salvias, escobones, jarones y tabaibas moriscas.


Sendero I:
Cruz de María - La Aldea


Ficha Técnica


Longitud total / duración de la marcha: 17,4 kilómetros / 6 horas
Desnivel origen / destino: 1.168 metros
Desnivel máximo: 1.312metros.
Pendiente:
media: 7 grados
mínima: 3 grado
máxima: 10 grados
Firme:
sendero: 12,7 kilómetros
pista: 4 kilómetros
asfalto: 0,7 kilómetros
Dificultad: baja
Precauciones: firme resbaladizo en invierno, desprendimientos..


Descripción General

Fue un antiguo camino de herradura, por el que iban las bestias de carga con mercancías y enseres desde La Aldea hasta Artenara y viceversa. También lo frecuentaban los romeros con ocasión de fiestas locales. Comienza en la Cruz de María y salva un desnivel muy importante pero el trazado no presenta pendientes excesivamente pronunciadas, debido a que se apapta a la orografía para suavizarlas. En su conjunto, tiene una pendiente media de 7 grados. Las más pronunciadas, entre 8 y 10 grados, son las de su segunda mitad. La mayor parte del recorrido discurre sobre rocas de la fase final del primer ciclo eruptivo de los tres que construyeron la Isla.

Atraviesa el Macizo de Altavista, del que parte la dense red de drenaje que lo separa del Macizo de Tamadaba y del de Ojeda-Inagua-Pajonales. El desnivel y el relieve propician una gran diversidad climática, con temperaturas moderadas en la aridez del valle, y clima templado con rasgos de continentalidad en las zonas altas, a causa de la altitud y de la lejanía del mar. El paisaje que se contempla desde los puntos más elevados del recorrido gratifica al caminante. El relieve, orientado mayoritatiamente al Oeste, mantiene la zona al abrigo de alisio húmedo, por lo que no se beneficia del contacto directo del mar de nubes. Las lluvias, muy irregulares y torrenciales, se registran sobre todo durante el invierno, con valores que oscilan entre los 150 mm. de la costa y los 600 de las zonas cumbreras.

Los pinares, naturales y de repoblación, con predominio del pino canario, son característicos. En algunos puntos aparecen pináceas foráneas, como el pino dulce, o el pino carrasco, plantado con cierta profusión en la cabecera media del Barranco del Risco, en la finca de Tirma.

Es frecuente observar el revoloteo de la subespecie canaria del pico picapinos. El sotobosque lo forman retamas amarillas, salvias blancas y tomillos. Los paredones rocosos están poblados por pasteles de risco, góngaros y otas especies más versátiles, como la morgallama y la cerraja. En el tramo final la actividad humana degradó la vegetación característica del piso basal, dejando apenas unos reductos de tabaiba dulce y de cardón. La regresión de la Agricultura en las montañas del interior contrasta con su práctica intensiva en el valle.


Descripción del recorrido

Tramo I-A: Cruz de María - Montaña de Altavista
(3,9 kilómetros / 1 hora, 30 minutos)

El camino se inicia en la Cruz de María, hacia Altavista por la Junta de Los Caminos y Risco Alto. Siguiendo las crestas del Macizo de Altavista, salva los altibajos mediante la sucesión de pequeñas subidas y bajadas alternadas con tramos bastante llanos. Apenas recorrido un kilómetro, la panorámica es excelente. Abundan los miradores de amplias vistas: desde los situados al Noreste, los de Risco Alto y de la Degollada de Las Lajas del Jabón, se ve al Este la Caldera de Tejeda, mientras que al Oeste aparecen el Barranco del Risco y la Punto de Faneque. El trazado evita los roques y morros de la crestería, deslizándose alternativamente hacia la vertiente oriental o hacia la occidental, lo que permite en las degolladas la visión simultánea de ambas laderas y da a este primer tramo gran atractivo, con el añadido del alto valor natural del conjunto, a causa de la escasez de actividades humanas.

Una vez pasado Risco Alto, a partir del Lomo del Tajón Grande, comienza una serie de revueltas de descenso hasta la Degollada de Las Lajas del Jabón, así llamada por el afloramiento en el firme de un enorme dique de rocas fonolíticas sumamente resbaladizas al mojarse con la lluvia. Pasada esta degollada, a la izquierda, un pequeño sendero de 600 metros de longitud y pendiente de 15 grados conduce a lo alto de la Montaña de Altavista, el punto más elevado del tramo. Merece la pena el esfuerzo de subir y contemplar la extensa panorámica de la Cuenca de Tejeda - La Aldea.
 

Tramo I-B: Montaña de Altavista - Degollada del Morro de Las Tocinas
(8,4 kilómetros / 3 horas)

Si no se sube a Altavista por el sendero, la marcha prosigue hacia La Aldea. La vegetación dominante es todavía de pinar con sotobosque de jaras, jarones, tabaibas y algún almácigo aislado. El camino va por la Hoya del Laurel, y es más o menos llano al principio, para entrar luego en un descenso sinuoso en el Paso del Palo. El pinar sigue acompañando, con sotobosque abundante de escobones, retamas, codesos y brezos. En las húmedas paredes orientadas al Norte, proliferan pasteles y cerrajas de risco, góngaros y otras especies.

Rebasada la Hoya del Escobón, que da nombre a la degolada allí existente, queda atrás el pinar y se atraviesan hacia el Sureste los barrancos de Tifaracal y El Risco, donde hay un espectacular mirador. Girando a la izquierda en la Degollada de Los Pilones, el camino avanza sobre la divisoria del Barranco de Tifaracal y las vertientes de Tirma, hasta llegar a Las Cumbrecillas entre gran profusión de jarales. Allí se desvía a la izquierda por la Hoya de La Lajilla y en la Degollada del Humo, dejando a la derecha la Montaña de la Cueva del Humo, entra en la cabecera alta del Barranco del Salado que cuenta con un pequeño manantial en su cauce.

La ruta prosigue por los Llanos del Tarajalillo y el Lomo de Los Eugenios hasta la Degollada del Morro de Las Tocinas, con una amplísima panorámica del Valle de La Aldea, donde se inicia el descenso hasta el pueblo. La deforestación y la existencia casi exclusiva de matorrales, con abundancia de tabaibas moriscas, indican un prolongado y abusivo uso ganadero y forestal.

Oras magníficas panorámicas de este tramo son las del Macizo de Güigüí y de Ojeda-Inagua-Pajonales.
 

Tramo I-C: Degollada del Morro de Las Tocinas - La Aldea
(5,1 kilómetros / 1 hora 30 minutos)

El tramo pasa por Los Azulejos. También por la Cruz del Pino, los Arquillos y el Barranquillo de Castañeta, situados al este de la Mesa de Las Tabladas. Salvado el descenso incial, el sendero conecta con la pista de tierra cercana a los Pozos de Balango. Arriba, los altos andenes de la Fuente Blanca albergan ejemplares aislados de sabina y de pino canario. Abundan llamativos afloramientos de vitrófidos de coloración verde. El vivo colorido de las rocas, denominadas localmente "azulejos", lo produjo la intensa actividad hidrotermal asociada a la falla resultante del hundimiento de la Caldera de Tejeda durante el primer ciclo volcánico, hace unos 13,4 millones de años.

Siguiendo la pista, que se desarrolla en revueltas, continúa el descenso entre antiguas plantaciones de tomate abora abandonadas. Hay cardones en algunos puntos y pequeños rodales de tabaiba dulce de gran porte, los últimos de esta formación en el lugar. Asimismo, un vetusto y solitario ejemplar de pino canario. Más abajo, la Cruz del Pino, en tiempos el primer descanso de los caminantes que subían de La Aldea. La pista tiene 3.400 metros de longitud y acaba en Los Arquillos, donde vuelve a tomarse el viejo camino a lo largo de 390 metros. Un rápido y corto descenso conduce hasta el barranquillo que conecta con otra pista de tierra, de unos 600 metros, que lleva al barrio de Castañeta: poco más adelante entra en una pista de asfalto y, tras cruzar el Barranco de La Aldea, llega a la iglesia del pueblo, punto final del recorrido.


Sendero II:
Cruz de María - San Pedro


Ficha Técnica


Longitud total / duración de la marcha: 20,5 kilómetros / 11 horas
Desnivel origen / destino: 1.012 metros
Desnivel máximo: 1.080 metros.
Pendiente:
media: 8 grados
mínima: 2 grado
máxima: 15 grados
Firme:
sendero: 13,2 kilómetros
pista: 2,2 kilómetros
asfalto: 5,1 kilómetros
Dificultad: alta
Precauciones: fuertes desniveles y desprendimientos.


Descripción General

Aunque fue utilizado como ruta ganadera, este camino tuvo principalmente uso forestal, de saca de madera, leña, carbón y pinocha, y comercial, para transporte de mercancías de cumbre a costa.

Atraviesa el Pinar de Tamadaba, desde el que tiene dos salidas: una hacia San Pedro, que es el histórico Camino de Los Romeros, el utilizado para la fiesta de La Rama del Valle de Agaete, con motivo del día de San Pedro; la otra desciende hacia la Presa de Los Pérez. Las dos enlazan con el Sendero III (Artenara - San Pedro). Cuenta, además, con un trayecto sin salida que muere en uno de los miradores más sobresalientes de la Isla: Roque Faneque.

La Rama del Valle se inicia a las 12 de la noche del 27 de Junio, cuando los romeros emprenden es ascenso al pinar a recoger ramas de pino, eucalipto, mimosa, laurel, tomillo y poleo entre músicas de la banda de Guayedra y sones de caracolas, portando antorchas y linternas. Tras un descanso en la Era de Berbique, que un día conoció el trigo, la cebada y los chícharos, se inicia la parte dura de la subida, coronada sobre las tres de la madrugada al pie del pinar, donde vuelven a descansar en las cuevas de la zona. Se elaboran los ramos, y a las ocho de la mañana del día 28 comienza el descenso. En la Montaña de Berbique se tiran voladores y suenan de nuevo las caracolas, a los gritos de ¡Viva San Pedro bendito!. De nueve y media a diez llegan a la Era del Molino (debería llamarse "de los molinos", porque hubo dos) donde reparten sopa caliente y otras viandas para empezar de nuevo el baile hasta llegar, sobre las cuatro y media de la tarde, a la iglesia del pueblo, en la que espera para recibirlos la imagen de San Pedro. Esta fiesta es pervivencia de un rito aborigen, por la que San Pedro sustituyó a Acorán, ya que este santo era relacionado, a través del poleo, con curaciones de andancios invernales (gripes, catarros) de campesinos y pastores.

Dentro del pinar hay hermosos rincones y atalayas, como el Pico de Tamadaba. La ausencia de asentamientos humanos contribuyó a mantener el tradicional aprovechamiento maderero y pastoril. En el interior destaca la Finca de Samsó, repoblada de pinar, con una actividad agrícola antaño importante, que hoy en día explota los recursos hídricos que almacenan sus presas, para enviarlos a la Vega de Gáldar, sobre todo. Dentro de la finca hay una ermita semiderruida, destechada y sin puertas ni piso, que se cree estuvo dedicada a Santo Tomás.

El macizo que alberga al pinar, formado por traquitas y fonolitas, es uno de los relives más antiguos de la Isla, y su magnitud explica la gran diferencia de precipitaciones anuales que allí se registra, 600 mm. frente a los 300 mm. de los espacios inmediatos. Además, la humedad ambiental es elevada, y las nieblas frecuentes. Tamadaba es, en fin, el límite noroccidental de los dos grandes ambientes climáticos grancanarios, el expuesto a los alisios, al Norte, y el seco del Suroeste, lo que permite presenciar desde el Roque Faneque la llegada a gran velocidad de nubes que se difuminan nada más pasar la cresta del roque. En el pinar domina el pino canario, en una formación que es la más representativa de la Isla, y un sotobosque que varía en función de la exposición, pero integrado fundamentalmente por jaras, jarones, brezos, olivillos, tomillos, gamonas, etcétera. En los árboles abundan los líquenes y en el suelo los hongos.
 


Descripción del recorrido

Tramo II-A: Cruz de María - Cruce Casa de Tamadaba
(4,8 kilómetros / 2 horas, 30 minutos)

Desde la Degollada de la Cruz de María el sendero sortea en casi un kilómetro de recorrido los morros de una cresta hacia la Casa de Tirma, en la Degollada Honda. Siguen apenas 100 metros de asfalto y vuelve a retomar, a la izquierda, el sendero para rebasar enseguida el Lomo de El Toscón y llegar a la Degollada de Las Lajas, donde está el cruce de circunvalación del Pico de Tamadaba. Por la carretera de la derecha se va al Cruce de Casa de Tamadaba, a unos 3 kilómetros de distancia. Destaca en el recorrido la vista del cortijo de Tirma.

En este primer tramo, la vegetación dominante es el pinar canario, acompañado de repoblaciones de pino carrasco, pino insigne y pino dulce, este último abundante en la Degollada Honda. En el matorral se observa la presencia ocasional de brezos dispersos en los barrancos orientados al Norte, y del olivillo en las cercanías de la Degollada de Las Lajas.
 
 

Tramo II-B: Cruce Casas de Tamadaba - San Pedro
(7,9 kilómetros / 3 horas, 30 minutos)

Comienza en el cruce de las Casas de Tamadaba y se dirige hacia el Cortijo de Samsó por la pista asfaltada del campamento, de la que hay que salirse a los 300 metros, a la altura del aparcamiento de guaguas, y coger la pista del Cortijo durante 760 metros, continuando por un atajo de 380 metros de longitud hacia las casas del cortijo, que quedan a la derecha del tramo siguiente, de 800 metros, en dirección a la Montaña de Las Presas, tras la que están el Pico del Gavilán y su mirador. En el cortijo, además de árboles frutales, se aprecian diversas especies de coníferas, como los alerces, y también eucaliptos.

Desde el Pico del Gavilán se inicia el descenso hacia San Pedro, dejando atrá,s el pinar, por el Barranco de María, bajo los impresionantes riscos septentrionales de Tamadaba sobre el Valle de Agaete, que ofrece incomparables perpectivas. En apenas dos kilómetros se salva un desnivel de más de 800 metros. Desde San Pedro, hacia el interior, la belleza de los caseríos del fondo del valle y las casas del Sao y el Hornillo suspendidas en los riscos. Además, el sendero pasa junto a unos bancales y la ya mencionada Era de Berbique, junto al Roque Bermejo, localizada entre dos barrancos abiertos al Norte para que los vientos facilitaran las labores de la trilla veraniega del trigo. Cerca están las Cuevas de Berbique, que son más de cincuenta, comunicadas por un entramado de escaleras y pasos labrados en la toba volcánica, que fueron utilizadas por los aborígenes y reutilizadas por los pastores.

El camino continúa junto a las paredes casi veticales de Tamadaba y llega al caidero del Barranco de María, donde mana una fuente. La presencia humana se hace más intensa a medida que se acerca a San Pedro, entre frutales, por el Camino de Los Romeros. La pendiente media es de 5 grados, siempre en descenso. El pinar es sustituido por matorrales de tajinastes y tabaibas moriscas, y pequeños enclaves de helechos. En las rocas, saladillo, y en los lugares más húmedos, culantrillo. El tramo cuenta con valores geomorfológicos y etnográficos de interés.
 
 

Tramo II-C: Siete Pinos - Presa de Los Pérez
(4,9 kilómetros / 2 horas, 30 minutos)

Parte de la Degollada del Humo, situada en la falda de Siete Pinos, y desciende vertiginosamente hacia las presas de Los Pérez y de Lugarejos, acompañado de la frecuente presencia del pájaro picapinos.

La Presa de Los Pérez empezó a construirse en 1936, y cubrió el lugar donde vivían en cuevas unos 20 o 30 vecinos que cultivaban millo, trigo, centeno, avena, papas y chochos, y poseían ovejas, cabras y vacas. Los testimonios indican que todos los vecinos poseían yuntas, y que elaboraban mantequilla que vendín en Agaete a buen precio.

La Presa de Lugarejos, propiedad de la Comunidad de Regantes del Noroeste, se construyó en la década de los años 50, y requinta a los vecinos que se les niege el derecho a regar con sus aguas. Lugarejos perdió la tradición afarera y de carboneo. Los viejos recuerdan que había en cada cueva un vecino que era locera o carbonero.

En general no presenta pendientes excesivas, por más que el primer kilómetro, de trazado más rectilíneo, alcance los 15 grados. En su parte final el camino se adapta a la orografía en numerosas revueltas que suavizan el fuerte desnivel de las escarpadas laderas de Tamadaba. En los Llanos de La Haya el camino se bifurca: el ramal de la izquierda se dirige hacia la Presa de Los Pérez y el de la derecha a la de Lugarejos (1,3) kilómetros). La vegetación es de pinar con sotobosque dominado por jaras, jarones, brezos, escobones, helechos y gamonas.

En torno a la cota de los 1.200 metros el paisaje es espectacular: los caseríos de Lugarejos, Las Arvejas, El Tablero y Juncalillo, con Artenara y el Roque Nublo al fondo. A medida que se desciende, las vistas son menos llamativas, aunque resulte interesante la perspectiva que se obtiene de las Presas de Los Pérez, Lugarejos y de sus campos de cultivo.
 
 

Tramo II-D: Cruce Casas de Tamadaba - Roque Faneque
(2,9 kilómetros / 2 horas, 30 minutos)

Desde el cruce de Casas de Tamadaba el camino se dirige hacia las Cuevas del Zapatero por carretera, pasando, a los 700 metros, por la Casa Forestal. Desde las mencionadas cuevas se inicia el descenso del Lomo de Faneque hacia el Roque Faneque. El camino sortea en el mismo pinar la divisoria de la cuenca del Risco, a la izquierda, de la de Guayedra, a la derecha, con espléndidas panorámicas de Altavista, el Cortijo de Tirma, el Andén Verde y del Noroeste insular.

El descenso continúa después con una pendiente de 4 grados hasta la Degollada de Cueva Gacha, de donde parte, a la derecha, el sendero del Lomo de Los Pasitos, que acaba en el Morro de Las Lechugas, situado sobre el barranco de La Palma: otro magnífico mirador hacia el Noroeste, con el Puerto de Las Nieves y Agaete destacando en primer término, la isla baja, la Montaña de Amagro y el Pico de Gáldar al fondo. Además, en los días buenos, se gozará de la visión de Tenerife y La Gomera. El pinar continúa dominando, acompañado de brezos, jarones, tomillos y tabaibas.


Sendero III:
Artenara - San Pedro


Ficha Técnica


Longitud total / duración de la marcha: 14,1 kilómetros / 5 horas
Desnivel origen / destino: 1.010 metros
Desnivel máximo: 1.010 metros.
Pendiente:
media: 11 grados
mínima: 3 grado
máxima: 20 grados
Firme:
sendero: 6,8 kilómetros
pista: 0,7 kilómetros
asfalto: 6,6 kilómetros
Dificultad: Media
Precauciones: continuos cruces de carretera y desprendimientos.


Descripción General

Conduce desde Artenara a San Pedro, en el Valle de Agaete, salvando un fuerte desnivel. Discurre por una de las zonas geológicamente más interesantes de la Isla, ya que permite apreciar el contraste entre la Neocanaria y la Paleocanaria. La profunda insición del Barranco de Agaete ofrece en su margen izquierda las entrañas del sector más antiguo de Gran Canaria, los apilamientos de basaltos del primer ciclo, a los que se sobreponen ignimbritas. A la derecha presenta rocas del segundo y tercer ciclo.

Esta clara división geológica se corresponde con un intenso contrate geomorfológico: frente al imponente Macizo de Tamadaba, las suaves rampas y lomos de la vertiente oriental, que separan los fuertes escarpes labrados por la acción erosiva de las aguas.

El clima del Barranco de Agaete viene marcado por la notable disminución de las precipitaciones, en comparación con las registradas en los relieves culminantes. Si en las vertientes se superan los 600 mm. anuales, en el Valle apenas se rebasan los 400, lo que no impide que sea un lugar de abundante captación de recursos hídricos, tanto subterráneos como superficiales. Destacan los embalses de Lugarejos, Los Pérez y Coruña.

El fuerte desnivel que salva el camino explica el contraste de la vegetación, que incluye especies de todos los pisos altitudinales: pinos, retamas, escobones, tajinastes, etcétera, sustituidos en la parte de cumbre, a medida que desciende el camino, por especies termófilas como el granadillo, el almácigo, el cornical, las tabaibas y los cardones. Hay gran variedad de endemismos entre los que destaca el cabezote. El tramo final, el fondo del valle, se encuentra intensamente cultivado con frutales (naranjeros, papayeros, cafeteros y aguacateros), que comparten el espacio agrícola con pitas y tuneras.

Se trata de uno de los caminos más antiguos de la Isla, pues existen referencias documentales de que fue utilizado en incursiones de conquista. En los pintorescos caseríos, muchos de ellos trogloditas, se conservan tradiciones ancestrales como la alfarería de Lugarejos, y otras actividades relacionadas con el turismo inicial de balneario, como ocurre en Los Berrazales.
 


Descripción del recorrido

Tramo III-A: Artenara - Presa de Los Pérez
(7,5 kilómetros / 2 horas)

El primer tramo salva un desnivel de 380 metros desde Artenara a la Presa de Los Pérez, donde conecta con el tramo C del Sendero II (Cruz de María - San Pedro). Cruza los barrancos de Chajunco, Lavadero, de las Cuevas, Lugarejos y Hondo de Abajo y los caseríos de Las Cuevas, Las Hoyas y Los Lugarejos, de hábitat disperso y de casa-cueva, asociados a los cultivos.

Parte de Artenara, junto al campo de fútbol, en el cruce con la carretera de Gáldar. Desciende por la pista de la margen izquierda del Barranco de las Cuevas, hasta las mismas Cuevas, desde donde atraviesa el Barranco de Coruña y continúa por carretera sobre la divisoria de este barranco y el de Lugarejos.

Una vez cruzado el barranco se llega a Las Casas de Las Hoyas, y prosigue hacia la Presa de Lugarejos y del Caserío que le da nombre que tuviera, en su tiempo, bien ganada fana alfarera. Después, al otro lado del Barranco Hondo de Abajo, la Presa de Los Pérez.

La vegetación, si obviamos los pinos de los primeros 400 metros a la izquierda del camino, es de matorral muy vairado (retamas, escobones, vinagreras, tajinastes, inciensos, etcétera) con ocasionales castaños y almendros. Los campos abandonados abundan, y muchos están siendo recolonizados por matorral.

Al principio, hay buenas panorámicas de Artenara, el Roque Nublo y del Pinar de Tamadaba, y, ya cerca del final del tramo, de las presas de Lugarejos y los Pérez. La pendiente es de 9 grados, pero existen sectores en los que se alcanzan los 15 grados.
 
 

Tramo III-B: Presa de Los Pérez - San Pedro
(6,6 kilómetros / 3 horas)

En el segundo tramo predomina el sendero. Salva un desnivel de 630 metros, desde la Presa de Los Pérez a San Pedro. La ruta cruza los barranquillos de Las Monjas y de Las Zarzas, los barrancos del Sao, Las Goteras, etcétera, y los caseríos de El Hornillo, El Sao, Los Berrazales y Casas del Camino.

Desde la Presa de Los Pérez, el camino va hacia El Hornillo bajo los fuertes escarpes de la margen derecha del Barranco de Agaete. Las vistas del Valle y de Tamadaba adquieren gran espectacularidad. El caminante se siente colgado de los riscos, minimizado por la magnitud del relieve.

Continúa el camino hacia el Caserío del Sao, pasando por un horno tradicional cercano a tres antiguos molinos hidrálicos, hoy inactivos, que se conservan relativamente bien. Fueron frecuentados en el pasado por los vecinos que llevaban el millo para elaborar gofio. Todavía parecen oírse los ecos de las voces de las sardineras y de los arrieros con sus recuas de bestias, que transitaban también por aquellos parajes, transportando sus mercancías.

Desde el Sao, el descenso hasta Los Berrazales es vertiginoso. Las vistas se amplín al conjunto del valle. El paisaje, mucho más humanizado, muestra cultivos, con frutales (naranjeros, cafeteros, aguacateros, papayeros) y viviendas.

Desde Los Berrazales, atravesando las Casas del Camino, se llega, avanzando 220 metros por el fondo del barranco, a San Pedro, punto final del recorrido. La vegetación, de matorral compuesto por granadillo, incienso, tabaibas, tajinastes, verodes, salvias,etcétera, con un pinar desperso hasta Los Berrazales. Los relictos de laurisilva constituyen particularidad de este tramo en sus zonas más umbrías. La pendiente media es de 12 grados, aunque en algunos trayectos se dan valores que llegan a los 20.

Los topónimos del Sao y de Los Berrazales hacen referencia a la vegetación predominante. "Sao" es la denominación local del Sauce; "berrazal" equivale a "berrera", cultivo de berros, planta estrella de los potajes isleños que se cría sobre las aguas de los arroyos barranqueros remansados. El pago de Los Berrazales albergó durante mucho tiempo un manantial termal de justa fama. Sus aguas fueron declaradas de utilidad pública en 1929, u aunque los baños ya no funcionan, el hotel surgido a su calor continúa abierto.


Sendero IV: 
Moriscos - Guía - Gáldar


Ficha Técnica
 

Longitud total / duración de la marcha: 25,6 kilómetros / 6 horas, 40 minutos
Desnivel origen / destino: 1.547 metros
Desnivel máximo: 1.547metros
Pendiente:
media: 4 grados
mínima: 1 grado
máxima: 20 grados
Firme:
sendero: 6,7 kilómetros
pista: 5,6 kilómetros
asfalto: 13,3 kilómetros
Dificultad: baja
Precauciones: nieblas densas, nieve ocasional y firme resbaladizo en invierno.


Descripción General

El camino Moriscos - Guía - Gáldar es el famoso Camino de La Plata, que va de mar a cumbre y que fuera eje importantísimo de la transhumancia de la "Mesta chica". También sirvió para unir la Real Ciudad de Santiago de los Caballeros de Gáldar y Santiago de Tunte, los dos centros jacobeos de Gran Canaria, y por él circulaban los romeros. Discurre enteramente sobre coladas y mantos piroclásticos del ciclo Post-Roque Nublo, excepto en los últimos tramos, en la ladera occidental de la Montaña de Guía, conformada por fonolitas pertenecientes al primer ciclo volcánico de la Isla. El tramo final, por el Barranco de Gáldar, lo cubren materiales sedimentarios.

Los conos volcánicos, frecuentes en todo el recorrido, son especialmente significativos al comienzo y al final del camino. En el primer tramo se encuentran algunos de los volcanes más emblemáticos de Gran Canaria, Montañón Negro y la Caldera de Los Pinos de Gáldar, que, junto al Hondo de Fagagesto y al de Los Berrazales, completan la alineación de las cumbres del Noroeste, de las más recientes de la Isla en términos geológicos. El cono de Los Pinos de Gáldar, por ejemplo, data de 3.075 años atrás, según el Carbono-14. En el último tramo, la presencia del Pico de Gáldar, dominando la vega, es constante. Pico de Viento y Montaña Vergara son dos conos significativos de los tramos medios.

La influencia directa de los alisios marca el clima de la zona. Al discurrir el camino de cumbre a costa, se percibe el escalonamiento vertical que generan estos vientos húmedos. Las lluvias pasan de algo más de 1.000 mm. en la cumbre a sólo 200 en la costa. Las nieves ocasionales y los fuertes vientos invernales completan el cuadro.

La vegetación se adapta a las diferencias climáticas, escalonándose también. En la cumbre dominan los pinares repoblados de pino insigne, junto a las retamas amarillas y las tabaibas, que usurpan el espacio potencial del pino canario, como recuerdan los viejos ejemplares en las proximidades de Los Pinos de Gáldar. A medida que se desciende, toman protagonismo los pastos alternados con pinadas de repoblación. Progresivamente el matorral adquiere el dominio, con frecuentes codesos y escobones en la parte alta, a los que sustituyen hacia la costa tabaibas, taginastes blancos, verodes y hierbas de risco. Son frecuentes pitas, tuneras y vinagreras, especies asociadas a la humanización del territorio.

El paisaje delata la intensa actividad humana; la ganadera en los primeros tramos, con pastos, muros, corrales y rediles, y la agrícola en la parte baja. Aún se ven rebaños de ovejas que permanecen en estas zonas hasta el agotamiento de los pastos a principios del verano: los pastores todavía utilizan la ruta para conducir las ovejas al interior de la Caldera de Tejeda, donde permanecen largas temporadas en cuevas de ocupación temporal. Los últimos kilómetros discurren entre las fincas de plataneras de la Vega de Gáldar.

El paisaje ganadero, las buenas panorámicas desde atalayas como la Caldera de Los Pinos de Gáldar, la belleza de las casas-cueva de Hoya Pineda que los aborígenes labraron el el lapilli, reutilizadas en tiempos posteriores, y los cascos históricos de Guía y Gáldar, figuran entre los principales atractivos de este camino.
 

Descripción del recorrido

Tramo IV-A: Moriscos - Caldera de los Pinos de Gáldar
(2,4 kilómetros / 30 minutos)

 

El primer tramo arranca de la Cañada de la Vieja, al Este del Lomo de la Arena y a unos 100 metros de la Cruz de los Moriscos. El descenso se realiza por una senda de picón de medio kilómetro de longitud, entre un joven pinar canario de repoblación, castaños achaparrados por las condiciones climáticas que sufren y retamas amarillas. Al alcanzar la carretera que viene de la Cruz de Tejeda, el camino la recorre en unos 900 metros con el cono volcánico del Montañón Negro a la vista: excelente atalaya sobre el cuadrante norte de Gran Canaria. Es uno de los volcanes más recientes de Gran Canaria, con 3.075 (+-50) años de edad, según la datación de Carbono-14 dada a un tronco de pino canario, testigo de la erupción, que se encontró medio enterrado y en posición vertical entre los picones de la ladera oeste del cono. Este tiene aproximadamente 800 por 500 metros en planta y 192 de altura. La boca, abierta hacia el Noreste, arrojó enormes cantidades de piroclastos, que se mezclaron con los de la Caldera de Los Pinos de Gáldar, cubriendo casi 4,4 kilómetros cuadrados. Las coladas de lava discurrieron por los barrancos de La Virgen y Aguas de Fontanales.

En la Montaña del Capitán, el camino abandona la carretera y coge un sendero de tierra de 560 metros de longitud total, que pasa por los bancales habilitados para la repoblación en la vertiente occidental de la montaña. El pinar es sustituido ahora por una vegetación rala, de tomillo salvaje y retama amarilla. A continuación, una pista de picón, luego el descenso por una pequeña vaguada y una nueva pista que sigue descendiendo hasta enlazar con la carretera a la Cruz de Tejeda, cerca de Los Pinos de Gáldar, en cuya Caldera acaba el tramo.
 
 

La Caldera de los Pinos de Gáldar es un cráter de tipo explosivo, de actividad contemporánea a la erupción del Montañón Negro. El cráter tiene planta elíptica, con un perímetro aproximado de 1,1 kilómetro. Sus ejes alcanzan los 450 por 300 metros a la altura de sus bordes, con la cota más alta en los 1.510 metros, al Sur-Suroeste (en el mirador alto), y la más baja en los 1.453, al Norte. El fondo se halla a 1.374 metros sobre el nivel del mar. Con forma de cono invertido, sus paredes son escarpadas, aunque los derrubios de picón las suavizan. En la vertiente occidental crecen los magníficos y centenarios ejemplares de pino canario conocidos como "Los Pinos de Gáldar", que dan nombre al lugar.

Durante este tramo, y en condiciones atmosféricas favorables, se aprecian espléndidas panorámicas del Macizo de Tamadaba - Altavista, con la isla de Tenerife al fondo. Pero es el mirador de la Caldera de Los Pinos de Gáldar, si se exceptúa la ya mencionada atalaya del Montañón Negro, el que ofrece las mejores vistas, no sólo de estos lugares sino de todo el Norte de Gran Canaria y, en determinadas circunstancias, de las islas de Fuerteventura y de Lanzarote. Los montes adquieren matices espectaculares cuando los cubren ocasionales mantos de nieve.
 

Tramo IV-B: Caldera de los Pinos de Gáldar - Los Majadales
(2,3 kilómetros / 40 minutos)

 
Tras el descenso suave del tramo anterior, en éste, durante medio kilómetro, el sendero va por la Cuesta de los Pinos, en la margen suroccidental de la Caldera, de acusada pendiente, a veces de más de 20 grados, que hace de este corto recorrido resulte dificil, de vertiginosa bajada. El descenso continúa con una pendiente moderada, de 6 grados, a través de una antigua cañada flanqueada por muros de piedra seca, hasta la encrucijada de caminos del Lomo de Los Galeotes. El sendero de la derecha va hacia Teror (Sendero VI), y el de la izquierda a Guía y Gáldar. En el cruce permanecen los muros de piedra en los que se controlaba y marcaba el ganado: de nuevo los vestigios del uso ganadero del camino, que aún pervive, aunque sea de forma testimonial.

Desde este punto, siguiendo por la cresta del Lomo de Los Galeotes, sólo hay muro a la derecha que marca, además, la frontera de las circunscripciones municipales de Guía y Gáldar. El pinar está al Este del muro, de la parte de Guía, y el pastizal adquiere mayor importancia. Es frecuente ver algún rebaño en Los Galeotes o en otros lomos cercanos, como el del Caballo, al Oeste. El sendero se estrecha a una media de dos metros de ancho.

Al llegar a El Cabezo, el sendero desciende hacia la Cruz de El Cabezo y su antiguo redil. El pinar desaparece, y domina el paisaje ganadero sobre el llano del Poleo. En El Cabezo también acaba el muro de piedra durante el descenso por los Lomos de Pavoncillo, pero surge nuevamente a unos 200 metros del redil para continuar por la cresta de Los Picachos hasta el fin de la senda, en Los Majadales.
 
 

 
 Tramo IV-C: Los Majadales - Tegueste
(7,8 kilómetros / 3 horas)

Los Majadales se encuentra en la carretera asfaltada que une Juncalillo y Fontanales. El camino la recorre en unos 700 metros, y, al llegar al cruce situado al Norte de la Montaña del Medio Almud, se desvía por una pista asfaltada de 400 metros, flanqueada por pinos de repoblación a la izquierda y fincas agrícolas del lado derecho. La pendiente se acentúa un poco, hasta 6 grados, y la ruta sigue a barlovento de la Montaña Granda por pista asfaltada. Luego coge la pista de tierra de 200 metros de longitud, delimitada por los muros de piedra de las fincas, hasta llegar a Las Montañetas, para continuar adelante por una senda de tierra de 190 metros, a ratos empedrada.

De nuevo, pista asfaltada que pasa a Occidente de la Montaña Buenaventura hacia el Lomo del Vinco, dejando atrás, a la izquierda, la Majada de la Carreta.

Pasada la Degollada de los Caideros (cerca está el pago de los Caideros de San José) y después de recorrer 2.655 metros desde la última senda de tierra, el camino se interna por un sendero de 418 metros en la vertiente suroriental de la Montaña del Acebuche desde la que se ven los pastos aterrazados de Troya.

Desciende entonces hacia Cueva de Sosa, emboca 200 metros de pista asfaltada hasta una parada de guaguas, donde toma la carretera de Hoya de Pineda. El recorrido pasa por la Majada de Los Dones y la Degollada del Viento, pórtico del barrio de El Saucillo asentado sobre el Llano del Poleo. El paisaje ganadero vuelve a dominar.

Después de la cresta del Llano del Poleo, se avanza a lo largo de dos kilómetros por la carretera de Gáldar, y se toma el atajo de 640 metros que desciende al barrio de Tegueste, punto en el que finaliza el tramo, con los Lomos de Alguacilejo a la derecha, bastantes cuevas de origen prehispánico y, al frente, una mina de agua al aire libre excavada en la toba volcánica de la Montaña de Coronado.
 
 

Tramo IV-D: Tegueste - Guía
(5,9 kilómetros / 2 horas)

En Tegueste, pequeño caserío agrícola, muchas de las casas fueron labradas en el pasado en picón, y en la actualidad conviven con modernas construcciones edificadas con bloques de cemento que producen un fuerte contraste estético. Desde aquí el camino continúa por la carretera que conduce a la ciudad de Gáldar durante unos 400 metros. Esta se abandona por su izquierda, convirtiéndose nuevamente en un sendero, atajando una curva de la misma, para retomarse otra vez una decena de metros más adelante. Posteriormente se sigue el sendero que, tras unos 20 metros, se dirige a La Degollada, tradicional asentamiento aborigen situado al pie de la Montaña de Guía. A nuestra derecha queda la Hoya de Pineda, importante enclave cerealístico tradicional, en cuyo interior se localiza la Hacienda de la Hoya, también conocida como Casas Grandes, que ofrece un precioso ejemplo de arquitectura civil tradicional canaria, de paredes centenarias, planta en forma de U, dos pisos, techo a dos aguas y corredor de madera. La carretera separa las cuarterías del edificio central.

La degollada tiene numerosas cuevas prehispánicas con construcciones de "bloques de cemento" adosadas. Pervive la tradición alfarera aunque, por desgracia, la mantengan hoy sólo dos viejos alfareros, delgados vínculos con el pasado a punto de perderse irremisiblemente. Lo que sí perdurará algo más son los hornos, algunos de sorprendente belleza.

Una senda de 900 metros de longitud, en su mayor parte de tierra, conduce al pago de Anzofé, también llamado Anzo, en las laderas de la vertiente occidental de la Montaña de Guía. El paisaje va cambiando paulatinamente y hace su aparición un insólito tabaibal-cardonal en franca recuperación, con el que conviven taginastes blancos, verodes, vinagreras, hierbas de risco, pitas y tuneras, En el cauce del Barranco de Anzofé está el único palmeral del camino. En Anzofé están las primeras fincas de plataneras que continuarán el resto del camino. Desde aquí sigue descendiendo, ya por asfalto, hasta la altura del Barranco de Guía, donde el camino se bifurca en dos ramales, el de Guía y el de Gáldar.
 

Tramo IV-E: Guía - Gáldar
(7,2 kilómetros / 30 minutos)

Este último tramo, que se inicia en la ciudad de Guía, recorre aguas abajo el Barranco de Gáldar, por una pista desde la que se aprecia el retroceso de las fincas plataneras y diversos estanques. Pasa por el Pozo de los Molina, para enlazar con el Barranco de Las Garzas. La pista sigue luego por el fondo del Barranco y bordea la ciudad de Gáldar, a la que se accede por varios puntos de diversos itinerarios: el más interesante es el del Hospital, topónimo que recuerda que era zona dedicada a la recuperación de los enfermos aborígenes, con numerosas casas cueva labradas en la toba, que continúan utilizándose.