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Sendero XII: 
Encrucijada del Roque Nublo


Ficha Técnica
 

Longitud total / duración de la marcha: 7,3 kilómetros / 5 horas, 45 minutos
Desnivel origen / destino: 425 metros
Desnivel máximo: 425 metros
Pendiente:
media: 8 grados
mínima: 1 grados
máxima: 20 grados
Firme:
sendero: 6,7 kilómetros
pista: 0,2 kilómetros
asfalto: 0,4 kilómetros
Dificultad: baja
Precauciones: fuertes desniveles, desprendimientos, nieve ocasional en invierno y cruces de carreteras.


Descripción General

La cumbre de Gran Canaria, el sector central de la Isla, está coronada por el Pico de Las Nieves, situado a 1.949 metros sobre el nivel del mar. Por su posición estratégica central y su uso secular, este espacio constituye el lugar de confluencia de los caminos que comunican las vertientes meridional y septentrional de Gran Canaria.

Los usos de este territorio han variado con el tiempo. Tras la Conquista, dadas las necesidades energéticas y de materias primas de la nueva sociedad, los montes fueron puestos en explotación, iniciándose el proceso de deforestación, que concluyó con la puesta en práctica del plan de regeneración vegetal que establecía el "Perímetro de Repoblación Forestal Obligatoria" en el año 1953. Esto se produjo en un contexto de desagrarización progresiva de las medianías y cumbre, y de incremento de la demanda de espacios de ocio, además de la preeminencia del concepto desarrollista de las autoridades políticas de la época, que advirtieron la estrecha relación entre la masa forestal y los recursos hídricos, en un momento en el que la puesta en explotación de amplias superficies del terrazgo costero se traducía en la masiva apertura de pozos, con la consecuencia del acelerado descenso del nivel freático de la Isla.

El camino va sobre materiales Roque Nublo, a excepción de los Llanos de La Pez, conformados por rocas Post-Roque Nublo. El clima presenta rasgos de continentalidad, con fuerte amplitud térmica diurna y anual, ocasionales nevadas en invierno y precipitaciones en torno a los 600 mm. anuales.

La vegetación resulta de la interacción de los factores físicos ambientales y de la importante antropización hasta la década de los años sesenta. En la actualidad, tras la ambiciosa labor del Cabildo e ICONA, una amplia porción de la superficie cumbrera aparece cubierta de pino canario.

Descripción del recorrido

Tramo XII-A: Llanos del Garañón - La Goleta
(1,7 kilómetros / 45 minutos)
 

El sendero parte de los Llanos del Garañón, a la izquierda de la Cañada de Las Quebradas. Bordea los riscos de La Culata, con excelentes panorámicas de la cuenca de Tejeda, y comienza el descenso por La Portada hacia la Presa de Los Hornos. Una vez cruzado el muro del embalse, el camino asciende serpenteante hacia la Cruz de Juan Pérez, donde inicia el recorrido de 408 metros de carretera hacia La Goleta.

El pino canario es la especie vegetal predominante, con sotobosque de retama, codeso y, en menor medida, gamona, jara y salvia. El pájaro picapinos, ave inconfundible por su llamativo tamborileo en los troncos de los árboles, ha aumentado su población, por lo que es relativamente habitual verle trabajar. La zona acoge los fines de semana a gran número de visitantes que se concentran en los Llanos de la Pez y el campamento del Garañón.

 

Tramo XII-B: La Goleta - Roque Nublo
(2,3 kilómetros / 3 horas)
 
Por su carácter referencial, el Nublo, que culmina a 1.813, es el roque por excelencia de Gran Canaria. Esculpido en la brecha volcánica a la que da nombre, el monolito tiene una altura de 65 metros y 35 de base, y se levanta en el corazón de la Isla sobre una ámplia y elevada plataforma cortada por fuertes escarpes, denominada El Tablón del Nublo. Preside el conjunto de la Caldera de Tejeda. Junto a él, la erosión labró los roques menores de La Rana y, algo más alejado, El Fraile. La singularidad de este mítico roque y su composición hicieron que su nombre designe uno de los ciclos más característicos del volcanismo grancanario, así como a los materiales que lo constituyen: el ciclo Roque Nublo.

Para acceder al Nublo se sube desde La Goleta por la margen izquierda del Lomo de la Cabeza, sorteando el Roque del Fraile, dejándolo a la izquierda, ya en la vertiente de la Cuenca de Tejeda, y se asciende al Tablón del Nublo, base del monolito. De este camino central parten dos ramales que, conectando con el Sendero XIII a su paso por la base del Roque Nublo (Degollada de la Cumbre - Mogán, tramo B), permiten realizar una circunvalación, una variante de especial belleza paisajística. El subtramo norte tiene una longitud de unos 700 metros, y comienza en El Fraile, por la margen derecha, bajando serpenteante entre pinos, retamas y, ocasionalmente, juncos en los pequeños barranquillos que se atraviesan. A lo largo del recorrido se disfruta de hermosas vistas del Roque. Acaba en la Degollada Blanca, punto de reunión con el Sendero XIII. El subtramo sur, de unos 600 metros de longitud, parte de la Degollada de las Palomas, junto al Risco de los Timoneros, ya en la margen izquierda, para descender zigzagueando, también entre el pinar y las retamas, y llegar al cruce del Tablón del Nublo. A la izquierda, es posible continuar el Sendero XIII (Degollada de la Cumbre - Mogán); a la derecha, podemos regresar, completando así la circunvalación a este singular monolito.


Las vistas son espectaculares, pues el observador se encuentra en lo que es, prácticamente, el punto más alto del centro de la Isla, con amplias perspectivas del Centro-Oeste y, en días despejados, de las Islas Occidentales, en especial de Tenerife.

Tramo XII-C: La Goleta - Ayacata
(1,3 kilómetros / 1 horas)

Desde La Goleta , el camino desciende entre vueltas y revueltas, con fuertes pendientes de hasta 20 grados, cruzando repetidas veces la carretera que desde los Llanos de la Pez se dirige a Ayacata. En el recorrido abunda el matorral, en ocasiones bastante denso, de retama amarilla, tabaiba morisca, escobón y codeso. Durante la primavera la intensa floración de la retama viste de amarillo las laderas que descienden desde la cumbre del Nublo. en invierno resalta la belleza de la flor del almendro, con sus tonos blancos y rosados salpicando el agreste paisaje. La bajada la acompañan vistas panorámicas de parcelas de cultivo, almendros, y grandes bloques desprendidos de las paredes del Montañón y La Librería, que conforman la cabecera del Barranco de Ayacata.


 

Tramo XII-D: La Goleta - La Culata
(2 kilómetros / 1 hora)

También se inicia en la Degollada de la Goleta y finaliza en el pueblo de La Culata. El camino pasa previamente por una fuente y una casa abandonada (Casa del Pino), donde conecta con los Senderos XIII (Degollada de la Cumbre -Mogán) y XIV (Circuito de la Caldera de Tejeda). Aquí se establece una serie de cruces cuyas variantes deben elegirse en función del recorrido.

Discurre paralelamente al cauce del Barranquillo del Agua, en continuo descenso, con pendiente media de 15 grados, atravesando un pinar que se hace más ralo a medida que se acerca al pueblo, al tiempo que el matorral y los cultivos adquieren cada vez mayor relevancia en el paisaje.


Sendero XIII: 
Degollada de la Cumbre - Mogán


Ficha Técnica
 

Longitud total / duración de la marcha: 32,2 kilómetros / 12 horas, 40 minutos
Desnivel origen / destino: 1.320 metros
Desnivel máximo: 1.370 metros
Pendiente:
media: 10 grados
mínima: 2 grados
máxima: 25 grados
Firme:
sendero: 25,3 kilómetros
pista: 4,8 kilómetros
asfalto: 2,7 kilómetros
Dificultad: Alta
Precauciones: fuertes pendientes, desprendimientos, barranqueras y nieve ocasional en invierno.


Descripción General

El camino discurre por espacios de alto valor ecológico y paisajístico. Los diversos sustratos corresponden a brechas aglomeráticas Roque Nublo en los dos primeros tramos comprendidos entre la Degollada de la Cumbre y El Aserrador; y desde El Aserrador hasta la Montaña de Tauro, coladas ignímbricas riolíticas y traquio-riolíticas y piroclastos del primer ciclo volcánico. A partir de la Montaña de Tauro, el camino pasa por la zona más antigua de Gran Canaria, donde resaltan los basaltos, que constituyen el sustrato de la Isla, y los materiales posteriores: traquitas y fonolitas. Estas últimas forman amplios interfluvios entre los barrancos que caracterizan la ruta, como en los Llanos del Guirre.

Las características geomorfológicas vienen definidas por la composición de los materiales. No debe perderse de vista, además, la localización central del espacio cumbrero, constituido en cuenca de recepción de los grandes barrancos radiales que surcan la Isla, y al que corona una plataforma culminante residual. En el caso de la cumbre central, la caracterización la da una divisoria de aguas de gran envergadura sobre la que discurre el camino que llega a las proximidades del Morro de Pajonales, mirador espectacular sobre la cabecera de la cuenca de Tejeda y el Suroeste de la Isla. Desde el Morro de Pajonales, el eje vertebrador es la rampa de Tauro, situada entre los barrancos de Arguineguín y de Mogán. Del mismo punto parten, hacia el Sur, los barrancos de Tauro, Taurito y del Cura y numerosos barranquillos separados por amplios lomos y contrafuertes, como el Llano del Guirre. Del lado Oeste, las pendientes son fuertes, del estilo de los Andenes de la Hoya de Almácigo, que ofrece una excepcional vista panorámica de la Cuenca de Mogán. Del lado Este, cae hacia el Barranco de Arguineguín.

La altitud, la relativa lejanía del mar y la diversa orientación de los parajes condicionan las peculiaridades climáticas: una elevada amplitud térmica anual y precipitaciones que oscilan entre los 150 y los 900 milímetros, dependiendo de la exposición y la altitud. Ocasionalmente, los primeros tramos se cubren de nieve.

La última parte del camino, sobre la rampa de Tauro, presenta rasgos de acusada aridez en las partes más bajas: alta insolación y precipitaciones escasas, entre los 150 y 200 mm., frente a los 400 o 500 de los puntos más elevados. No obstante, excepcionalmente, puede verse afectada por borrascas del Suroeste que, una o dos veces al año, descargan cortos pero violentos aguaceros que hacen muy peligroso el camino.

El abandono de la actividad ganadera, tras el rápido desarrollo del sector servicios, ha puesto en marcha un acelerado proceso de recolonización vegetal. Las especies pioneras son la retama amarilla y el escobón. El pinar de repoblación cubre amplias zonas del recorrido, cosa frecuente en el Suroeste de la Isla. Sin embargo, el pinar que ocupa el tramo desde el Aserrador al Morro de Pajonales es de regeneración natural, a juzgar por la abundante presencia de brinzales a lo largo del recorrido. El estrato arbustivo lo cubren mayoritariamente la retama y el escobón, que ocupa las áreas más secas donde se desarrollan de manera espectacular gracias al abandono del pastoreo. El codeso, más escaso, prefiere los ambientes subhúmedos. Las formaciones relícticas se localizan en las áreas poco accesibles, de pendientes muy acusadas.

Las condiciones climáticas favorecen la vegetación xerófila, de espléndidos tabaibales y cardonales, y la flora localizada en riscos y zonas de umbrías. También aparecen reductos, como el de Los Pinitos Nuevos y otros pequeños pinares, referencias a un pasado en que el pinar descendía a cotas muy bajas.

No son menos valiosos los aspectos históricos y etnográficos. Del pasado prehistórico hablan las imponentes Cuevas de Majada Alta, el almogarén de Montaña de Tauro, etcétera. Este último es un espléndido yacimiento en buen estado de conservación, con diversos túmulos y varias estructuras arquitectónicas de distintas plantas, realizadas con bloques medianos y grandes piedras. Probablemente, tenía una función astronómica-conmemorativa, dada su situación estratégica en el paisaje.

De la historia cercana hay también numerosas referencias, en relación con la economía agraria de los pueblos circundantes: eras, corrales, hornos de brea y hoyas carboneras, utilizadas con profusión desde principios del siglo pasado. La cercanía del Pinar de Ojeda-Inagua-Pajonales hizo del camino paso de pinocheros y carboneros. Animales de tiro llevaban el carbón y la brea hasta la costa de Mogán y La Aldea, donde lo vendían a las navieras, lo que esplica la deforestación de amplias áreas del camino.

En síntesis, puede hablarse de una ruta de gran valor histórico, que comunicaba la cumbre y la costa del Suroeste.

Descripción del recorrido

Tramo XIII-A: Degollada de la Cumbre - La Culata de Tejeda
(2,8 kilómetros / 2 horas)
 

El camino parte de la Degollada de la Cumbre y desciende hasta La Culata de Tejeda, con un desnivel de más de quinientos metros, salvado mediante revueltas que dan lugar a una pendiente media inferior a los 10 grados, aunque en algunos momentos puedan alcanzarse los 18. Los materiales geológicos imprimen coloridos muy variados.

La vegetación es también muy diversa. Escobones, codesos, retamas, salvias, tederas, tabaibas, jaras y sauces, donde la humedad es mayor, y pitas, cañas y frutales en torno a las áreas habitadas. Todo el camino puede considerarse un mirador, pues desde cualquier punto se observan vistas panorámicas de Tejeda, Tamadaba, La Aldea, Artenara, Mesa de Acusa, Roque Nublo, Bentayga, etcétera.

 

Tramo XIII-B: La Culata de Tejeda - Degollada del Aserrador
(7,7 kilómetros / 2 horas, 25 minutos)
 
Arranca de La Culata y asciende, por una pendiente media de 15 grados, hacia la Degollada de La Goleta, por una de las barranqueras de cabecera del Barranco de La Culata. Esta parte del camino coincide con el tramo D del Sendero XII (Encrucijada del Roque Nublo). A los 954 metros del inicio, el cruce de la Casa del Pino, donde el desvío a la derecha conduce, pocos metros más arriba, a una fuente. Desde el cruce se sigue en ascenso, con una pendiente media de 11 grados, en dirección a la base norte del Roque Nublo. Al llegar a la Degollada Blanca, se abre una amplia panorámica de parte de la cuenca de Tejeda, con una perspectiva inusual y espectacular del Nublo. A continuación, se bordea el escarpe Noroeste de la plataforma del Nublo. A continuación, se bordea el escarpe Noroeste de la plataforma del Nublo, hasta la Degollada del Risco de los Pajareros, con otra gran vista del tramo medio de la Cuenca de Tejeda.

Por el sendero de la base de la Montaña del Aserrador, el camino continúa sobre la loma que divide las dos barranqueras de la cabecera del Barranco del Nublo, con una pendiente moderada, de 7 a 10 grados. Una vez que se alcanza el cauce principal, donde existe un manantial de agua potable, se llega a la Embocadura del Nublo donde, tras abandonar el cauce, comienza el ascenso del Picachillo, desde donde se divisa la cabecera del Barranco de Ayacata. Pocos metros más adelante, pasa la carretera comarcal que comunica Ayacata y Tejeda, a la altura de la Degollada de la Hoya de la Vieja. Desde aquí se recorren unos 600 metros por carretera en dirección a Tejeda, hasta la Degollada del Aserrador.

Durante el recorrido, que discurre por el Cortijo del Nublo, pueden verse restos de parcelas de cultivo, utilizadas en épocas de hambruna, que se hallan actualmente invadidas por el pinar y el matorral, antiguas eras y algunas canalizaciones labradas sobre el aglomerado. Abundan las cuevas sobre material Roque Nublo, que pueden utilizarse como refugio o lugar de descanso, aprovechadas en el pasado por pastores.

Tramo XIII-C: Degollada del Aserrador - Cruz de la Huesita
(5,1 kilómetros / 3 horas)

Desde la Degollada del Aserrador, la carretera de asfalto conduce, tras un recorrido de 1.550 metros, al Barranco del Juncal, donde se retoma el sendero en la base Norte de los Riscos de Chimirique. Desde aquí, un ascenso de 475 metros por la Umbría de Toribio lleva a la Degollada de Chimirique, para continuar el camino sorteando los morros y roques de la divisoria del Macizo de Pajonales, que separa las cuencas de Tejeda y de Arguineguín. La pendiente es moderada, alrededor de los 10 grados.

Las vistas son excepcionales durante la mayor parte del recorrido. En el relieve se suceden morros de composición ignimbrítica y degolladas, con una vegetación de pinar natural bien conservado, con ejemplares de pino canario de gran porte y belleza. Destaca el mirador de la Montaña de los Jarones, con una panorámica de la cabecera del Barranco de Arguineguín y de la Presa de Las Niñas. Antes de la Cruz de la Huesita, final de este tramo y punto en el que se inicia el Sendero XV (Camino de las Presas), aproximadamente a 1.200 metros de altura, se contempla, desde distintos ángulos, el Morro de Pajonales. Es un impresionante monolito, denominado también Morro Picón, en el borde oriental del Macizo de Ojeda - Inagua - Pajonales, de edad controvertida. Algunos lo incluyen entre los domos y pitones fonolíticos del cone-sheet, intruidos al final de las emisiones sálicas del primer ciclo volcánico (Mioceno), como la Montaña de Sándara o Alsándara, los Solapones de La Carnicería y el Morro de La Negra, geográficamente muy cercanos a él. Otros sin embargo, lo consideran más reciente, asignándolo al Segundo Ciclo Volcánico (Roque Nublo). La planta del Morro de Pajonales es casi circular y ocupa aproximadamente una hectárea de superficie. La pared norte, un farallón casi vertical de casi 100 metros de altura, muestra disyunciones en forma de columnas, tipo "órganos", enmarcadas en cierta medida por la vegetación, compuesta fundamentalmente por pinos.


Tramo XIII-D: Cruz de la Huesita - Degollada de Tauro
(6,3 kilómetros / 2 horas, 45 minutos)

Desde la Cruz de la Huesita desciende la pista de la Casa Forestal de Pajonales, que pasa por el vivero de Las Ñameritas. La carretera conduce, en dirección a Mogán, a la Degollada de la Cruz de San Antonio, donde está la cadena que controla el acceso al Aula de la Naturaleza de Inagua. 370 metros más adelante a la izquierda de la carretera hay una pista por la que continúa la ruta unos 1.350 metros antes de llegar a los Llanos de Majada Alta.

Una vez bordeado el Risco Grande por su margen izquierda, en dirección a la Presa del Salto del Perro, se conecta con la pista asfaltada que se dirige a Barranquillo Andrés durante 105 metros, hasta llegar a la Degollada de Tauro, al pie de La Montaña Vista de Soria.


Tramo XIII-E: Degollada de Tauro - Paso de los Laderones
(6,9 kilómetros / 1 hora)

En la Degollada de Tauro el camino, convertido de nuevo en sendero, asciende a la Montaña, desde la que se observa cómo la aridez y las altas temperaturas, unidas al abrigo del alisio, imponen una vegetación xerófila de porte bajo. En los primeros 1.420 metros se sube hasta el pie de la Montaña de Tauro sobre los Andenes de la Hoya del Almácigo, un mirador con amplia panorámica de la Cuenca del Barranco de Mogán. La pendiente media oscila en torno a los 10 grados, con sectores que alcanzan los 15 grados. Se asciende unos 250 metros en poco más de 2 kilómetros, por una senda sinuosa. A lo largo del subtramo, la Fuente del Durazno, situada en las proximidades de su inicio, un horno de brea y un yacimiento prehistórico son atractivos destacables. La vegetación dominante es el pinar, con sotobosque de jaras, lavándulas y tabaibas.

El segundo subtramo parte de un descenso suave, desde el mirador, al Oeste de la Montaña de Tauro, hacia la Degollada de las Lapas. La pendiente es muy ligera y constante, en torno a los 5 grados. El sendero, en su mayoría sobre tierra, bordea el risco de los Andenes de la Hoya del Almácigo. A los 1.850 metros del comienzo del subtramo, la Degollada de las Lapas ofrece la espectacular vista de la cabecera del Barranco de Tauro, con numerosos caideros, entre los que destacan el Caidero Colorado y el Caidero del Laurel.

Desde la Degollada de la Lapas a los Llanos del Guirre y Paso de los Laderones hay 3.080 metros de recorrido. A la vegetación predominante de cardones, se suman cardoncillos, lavándulas, taginastes, etcétera. Al finalizar, a 100 metros del camino en dirección Noreste, se encuentra la Cueva del Guirre, en un pequeño lomo, sobre la panorámica de las desembocaduras de los barrancos del Sur de la Isla. A poca distancia, en Puntón del Guirre, hay una fuente de agua potable. El tramo finaliza en el Paso de los Laderones, situado sobre la Hoya del mismo nombre, desde donde se contempla el Barranco de Mogán.


Tramo XIII-F: Paso de los Laderones - Mogán
(3,4 kilómetros / 1 hora, 30 minutos)


En el Paso de los Laderones comienza el descenso a Mogán, que se divide en dos subtramos bien diferenciados por la pendiente, que alcanza los 18 grados hasta Molino de Viento, para suavizarse en el segundo subtramo, convertido ya en pista y carretera, donde no se superan los 5 grados.

El descenso de los Laderones es impresionante. Los primeros metros son algo arriesgados, en zig-zag, con pendientes que alcanzan en algunos momentos los 25 grados. Al comienzo hay flora de umbría (magarzas, flor de mayo, cerrajas, verodes y taginastes) que ceden ante otras especies de ambientes secos, a medida que se aproxima el fondo del barranco. El sendero enlaza con una pista, a través de varias fincas, que comunica con el barrio de Molino de Viento, en la carretera de Mogán: a 250 metros, pasados los barrios de Los Pasitos y El Tostador, esté el casco de Mogán, fin del camino.


Sendero XIV: 
Circuito de la Caldera de Tejeda


Ficha Técnica
 

Longitud total / duración de la marcha: 24,1 kilómetros / 11 horas, 40 minutos
Desnivel origen / destino: 281 metros
Desnivel máximo: 805 metros
Pendiente:
media: 7 grados
mínima: 1 grados
máxima: 20 grados
Firme:
sendero: 14,8 kilómetros
pista: 1,5 kilómetros
asfalto: 7,8 kilómetros
Dificultad: Media
Precauciones: cortes de agua, desprendimientos y firme resbaladizo en invierno.


Descripción General

El camino recorre el interior del que fuera centro de la actividad volcánica insular durante más de nueve millones y medio de años. La Caldera de Tejeda concentró la emisión de ingentes cantidades de rocas de gran variedad, que incluyen ignimbritas, sienitas, etcétera. La emisión, muy rápida, produjo el vaciado de la cámara magmática y provocó el hundimiento de la cúpula central de la Isla, dando como resultado esta enorme caldera, de 18 kilómetros de diámetro máximo. Simultáneamente al hundimiento, la depresión se colmató con nuevas emisiones de rocas ácidas (tobas, ignimbritas, traquitas, riolitas), después de lo que se produjo un singular fenómeno volcánico: la inyección de grandes cantidades de rocas que atravesaron los materiales preexistentes, generando una densa malla de diques cónicos o cone-sheet.

Después de un largo paréntesis erosivo de algo más de cinco millones de años de duración, comenzó en la zona la actividad del ciclo Roque Nublo. Expulsó unos cien kilómetros cúbicos de rocas ácidas y básicas que los valles y barrancos canalizaron hacia la costa, y que rellenaron el relieve preexistente, edificando un gran volcán de carácter central. La alta explosividad y la violencia de algunas de estas erupciones originaron potentes mantos de brechas volcánicas, al mismo tiempo que destruía la parte central del volcán.

Tras esta fase de actividad, la erosión constante desmanteló aquella parte del relieve que sólo se vio localmente afectada por fenómenos volcánicos posteriores.

En síntesis, la Caldera de Tejeda ha experimentado sucesivamente, a lo largo de su dilatada historia geológica, un hundimiento coetáneo al fin del primer ciclo magmático; una excavación erosiva en el Mioceno, durante una fase de inactividad volcánica; un relleno de materiales del ciclo Roque Nublo y, por último una etapa de reexcavación erosiva ininterrumpida hasta la actualidad. Así se ha ido configurando su relieve espectacular, con multitud de formas caprichosas, producto de la prolongada actuación de los agentes erosivos sobre sustratos de variada naturaleza: barrancos encajados (Siberio, El Chorrillo, etcétera); valles abiertos (cabecera de El Toscón); estrechos interfluvios (crestería del Bentayga); mesas (Acusa y el Junquillo) y roques (Roque Nublo, Roque Palmés, etcétera). La espléndida visión de la isla de Tenerife acaba de dar al paisaje un toque muy especial.

El clima de la comarca se caracteriza por condiciones térmicas y pluviométricas cambiantes. En los meses de primavera y verano se manifiesta una marcada aridez, con altas temperaturas, que superan en ocasiones los 40 grados, y escasas precipitaciones. Durante el invierno descienden las temperaturas, incluso hasta algunos grados bajo cero, y cobran importancia las lluvias, torrenciales e irregulares; la nieve puede aparecer en los tramos del camino próximos a la meseta del Roque Nublo. A veces, el alisio rebosa desde la cumbre y cubre la caldera rozando las partes culminantes, tal y como sucede en el Roque Bentayga.

En la actualidad domina la vegetación de matorral. En los altos reina el retamar, mientras en las zonas más bajas el matorral, heterogéneo, es de tabaibas, escobones y tajinastes. En los valles, asociadas a la mayor abundancia de agua, son frecuentes las palmeras, que dotan a los caseríos de una gran belleza. En las zonas de umbría, sobre todo en los riscos, se desarrolla una vegetación rupícola, destacando el balillo, la cerraja, la mostaza de risco y algunos endemismos de interés.

Las plantas introducidas forman parte importante del paisaje vegetal; tuneras, pitas y especialmente almendros. Este último singulariza la comarca, sobre todo en época de floración.

La peculiar configuración geomorfológica de este sector de la Isla ha condenado a sus habitantes a un relativo aislamiento. Este factor, aunque atenuado hoy, favoreció la conservación del paisaje tradicional. La red de caminos del interior de la cuenca de Tejeda obedece a la necesidad de intercambios comerciales entre los pobladores de los numerosos pagos de la comarca. El eje principal del comercio era La Aldea - Tejeda. Para los aldeanos, aparte de la vía marítima, era la forma de desarrollar el comercio hasta la llegada de la carretera, desde Agaete, hacia la mitad del presente siglo.

Es fuerte la sensación de que aquí el tiempo se detuvo, y de que aún hay oportunidades de saborear la cadencia de la vida rural que marca el devenir de los pobladores de la cuenca. Se advierte la sorpresa que todavía despierta la aparición de forasteros en los pequeños pagos. Sin embargo, debido a la pujanza económica de las comarcas limítrofes, el espacio ha sufrido el éxodo de sus pobladores, especialmente de los más jóvenes, con lo que llegó la decadencia de la ganadería y de la agricultura cerealística que ocupaba extensas superficies, a juzgar por la presencia de bancales que desafían en ocasiones la pendiente de las pronunciadas laderas. El abandono de las prácticas económicas tradicionales ha llevado a su sustitución por flujos turísticos, o por la implantación de la agricultura de exportación, que en las Islas requiere el terrazgo costero para su desarrollo.

A todo ello hay que añadir la existencia de pintorescos caseríos, con relevantes ejemplos de la arquitectura tradicional de la Isla. Se trata de pequeños núcleos de casas en su mayor parte adosadas, con estrechas callejuelas.

Descripción del recorrido

Tramo XIV-A: La Culata - Cruz de Timagada
(2,3 kilómetros / 1 hora)
 

El camino puede iniciarse en el barrio de La Culata de Tejeda, donde conecta con el Sendero XIII (Degollada de la Cumbre - Mogán). Discurre por la falda norte de la meseta del Nublo, al pie de los escarpes, entre los 1.250 y 1.200 metros de altitud, con una suave pendiente media de 10 grados. En el recorrido se aprecian espléndidas vistas del Barranco de La Culata, situado al pie de los Andenes del Toro, que se prolongan por el Norte por los riscos de Chapín y la crestería del Bentayga. El tramo finaliza en la Cruz de Timagada, tras recorrer la cabecera del Barranquillo de la Hoya del Escobonal, encrucijada de los caminos que recorren la cuenca de Tejeda. Está señalizada con dos cruces, (aunque antiguamente eran tres), que ya aparecen citadas en escritos del siglo XVI. También existe una cruz más moderna, que recuerda la muerte de un chico.

La vegetación esta intensamente humanizada, y abundan frutales, pitas y tuneras, que comparten el espacio con retamas, tabaibas, escobones, codesos, salvias y sauces en lo fondos de los barranquillos.

 

Tramo XIV-B: Tejeda - Cruz de Timagada
(3,5 kilómetros / 1 hora, 30 minutos)
 
Cabe también la posibilidad de comenzar el camino en Tejeda, ascendiendo hasta la Cruz de Timagada por un sendero de 15 grados de pendiente. Éste permite ir ganando perspectivas sobre Tejeda y sus barrios (La Tosca, La Solana, La Degollada y Cuevas Caídas), Artenara y el Roque Bentayga. El camino puede considerarse un mirador en toda su extensión. El trayecto era frecuentado en el pasado por los vecinos de Timagada para bajar al pueblo de Tejeda, sobre todo en la madrugada del domingo, día de misa, para luego tener el día libre para las tareas agrícolas y ganaderas.

La vegetación es muy variada, a causa del alto grado de antropización. Así, junto a la retama, el escobón, el tajinaste y la tabaiba, conviven cañas, pitas, almendros y vinagreras. Destaca la presencia de un palmeral en el cauce del Barranco de Tejeda.

Tramo XIV-C: Cruz de Timagada - Cuevas del Huerto
(2,9 kilómetros / 1 hora, 40 minutos)

Continúa desde la Cruz de Timagada, sorteando la cresta del Lomo de Las Moradas a lo largo de un kilómetro de sendero y pista, de unos 4 grados de pendiente, para llegar a la carretera algunos metros después del kilómetro 49. Este corto tramo ofrece buenas vistas de las cabeceras del Barranco de Tejeda y del Barranco del Chorrillo, y una espectacular perspectiva del Roque Nublo. El sendero pasa por la que fuera una de las más importantes canteras de tosca roja, utilizada en la construcción de casas: Las Canteras. Por esta carretera, en dirección a Tejeda, hay un cruce: la desviación hacia la izquierda conduce al Roque Bentayga, tras recorrer 1.550 metros de asfalto.


Tramo XIV-D: Cuevas del Huerto - El Chorrillo
(5,9 kilómetros / 2 horas, 30 minutos)

La pista del Roque Bentayga se inicia en Cuevas del Huerto. La crestería del Bentayga separa los grandes barrancos del Chorrillo y Tejeda, y constituye un relieve muy destacado en medio de la Caldera de Tejeda. La cumbre se recorta en brusca sucesión de degolladas y roques, restos del desmantelamiento erosivo de una antigua plancha Roque Nublo (lavas y brechas volcánicas). Culmina la crestería en el Roque Bentayga, un imponente espigón rocoso labrado por la erosión que durante la época prehistórica concentró importantes grupos de población. En torno al simbólico roque son abundantes los yacimientos arqueológicos: cuevas de habitación, enterramientos, graneros, murallas, grabados y pinturas rupestres.

Tras recorrer unos 800 metros desde el inicio del tramo, en la primera curva pronunciada, justo al lado de una torre de alta tensión, se inicia el sendero que avanza por el Llano del Tabaibal, atravesando antiguos bancales de cultivo, hoy recolonizados por el matorral, hasta el Peñón del Tiznado, donde hay una pequeña cruz de madera sobre la roca. Es hermosa la panorámica del caserío de El Espinillo, de casas tradicionales ya abandonadas en su mayor parte. Después de cruzar este núcleo, sigue el descenso por el Llano del Espinillo hasta Los Roques, con pendiente bastante suave. En Los Roques el desnivel se acentúa hasta el fondo del Barranco del Chorrillo. Tras algunos metros aguas abajo por el cauce, el sendero salta a la margen izquierda, cerca de una antigua casa abandonada. Posteriormente, hay que cruzar de nuevo el Barranco y ascender hacia El Chorrillo, apiñado núcleo de casas tradicionales asentado sobre un pequeño lomo, entre parcelas de cultivo y numerosos estanques. Desde El Espinillo se habrán recorrido poco más de 2,4 kilómetros.

Una vez en la carretera que vadea el barranco, el camino continúa hacia El Chorrillo por unos 900 metros de asfalto. Este pago ha sido premiado como caserío típico, por su buen estado de conservación.

La vegetación la forman matorrales heterogéneos de escobones, retamas, tabaibas, etcétera, que conviven con los almendros que bordean los antiguos bancales abandonados, y con las pitas, que marcan el trazado del sendero y los linderos de las fincas.

La pendiente aproximada de todo el tramo es de 9 grados, la más acusada del camino, y salva un desnivel de unos 600 metros.

Tramo XIV-E: El Chorrillo - El Carrizal de Tejeda
(2 kilómetros / 2 horas)

Desde El Chorrillo se asciende por un sendero de numerosas revueltas hacia la Cruz de La Montaña. La perspectiva se invierte, y se pierden de vista las estribaciones del Nublo, a la vez que se gana la de la cabecera del Barranco del Chorrillo. Destaca también la continua presencia del cone-sheet bajo los mantos y coladas de lava tabulares que ocupan las partes culminantes del relieve (Mesa de Acusa, crestería del Bentayga, la propia superficie de la plancha aglomerática de El Toscón y la meseta del Roque Nublo).

La marcha continúa por Los Andenes, que son parte de los escarpes septentrionales de la plancha de El Toscón, hasta llegar a la Degollada del Lomo de la Cruz, desde la que se divisa el pago de El Carrizal sobre el palmeral del fondo del barranco. El sendero discurre sobre la vertiente de umbría, con muchas especies vegetales asociadas a la abundancia de agua, que rezuma entre las coladas del risco, sobre todo en invierno. A la derecha, en lo alto, la Montaña de Altavista y la Mesa de Acusa, que permanece a la vista durante el recorrido. En el fondo del Barranco, la Presa del Parralillo. En la Degollada del Lomo de la Cruz comienza un descenso de unos 300 metros hasta El Carrizal.

La pendiente media es de 6 grados. Desde La Solana del Chorrillo hasta la Cruz de La Montaña sobrepasa los 12 grados, y luego se hace casi imperceptible hasta El Carrizal.


Tramo XIV-F: El Carrizal de Tejeda - El Aserrador
(7,5 kilómetros / 3 horas)


Desde El Carrizal se continúa hasta El Aserrador. El recorrido puede dividirse, según los tipos de firme, en cuatro subtramos: dos de asfalto y dos de sendero. El primero, de 1.695 metros, comienza en El Carrizal y llega a La Capellanía, al pie de La Montaña. Parte de la pista que va desde El Carrizal a La Aldea, a unos 205 metros del punto de partida. Dejada la pista, el sendero sube la margen derecha del Barranco del Carrizal, y baja luego al fondo, para pasar a la margen izquierda y seguir el ascenso a La Montaña. El desnivel es de 220 metros y la pendiente media de 6 grados.

Ya en la carretera, continúa unos 2.350 metros en dirección a El Aserrador hasta el lugar denominado La Fuente. El recorrido para por las inmediaciones del Roque Palmés, bello ejemplo del poder erosivo de las aguas, y por los pagos de El Toscón de Abajo y El Toscón de Arriba.

En La Fuente, la ruta abandona la carretera y retoma 2.130 metros de sendero hasta la Degollada del Humo. Primero desciende al fondo del Barranquillo del Charco, para ascender por la margen izquierda.

La presencia de bancales abandonados es frecuente, sobre todo en las laderas bajas de los barrancos, donde la pendiente es menor. La vegetación la dominan las retamas en convivencia con tabaibas, salvias, etcétera, que forman matorrales de gran capacidad recolonizadora para cicatrizar los restos de cultivos. En la Degollada del Humo vuelve a tomarse la de El Aserrador, situado a unos 1.300 metros de recorrido a la sombra de la Montaña del Humo, que soporta la carretera sobre sus faldas. A la derecha queda el Risco del Chimirique y al frente la Montaña del Aserrador, donde se conecta otra vez con el Sendero XIII (Degollada de la Cumbre - Mogán).


Sendero XV: 
Camino de las Presas


Ficha Técnica
 

Longitud total / duración de la marcha: 20,1 kilómetros / 7 horas, 45 minutos
Desnivel origen / destino: 58 metros
Desnivel máximo: 570 metros
Pendiente:
media: 7 grados
mínima: 5 grados
máxima: 8 grados
Firme:
sendero: 11,5 kilómetros
pista: 6,5 kilómetros
asfalto: 2,2 kilómetros
Dificultad: media
Precauciones: desprendimientos y barranqueras.


Descripción General

Atraviesa un sector de ignimbritas traquítico-riolíticas, lavas, brechas y sedimentos tobáceos del primer ciclo magmático, con sobreposiciones de brechas Roque Nublo que forman vastos interfluvios en plancha (Cortijo de Majada Alta, al Oeste, y Lomo de La Palma, al Este). En el último sector, ya en la divisoria de los barrancos de Chira y La Data, abundan fonolitas ignimbríticas de la fase extracaldera.

Predominan los procesos destructivos del relieve de la Paleocanaria, con formas abruptas que delimitan la cabecera del Barranco de Arguineguín, las planchas de la Cueva de la Niñas y del Lomo de La Palma y la divisoria de la Cruz Grande. El camino atraviesa las cabeceras de los más importantes barrancos meridionales, los de Soria y Chira, que forman la cabecera colgada del Barranco de Arguineguín. Los dos valles, de perfil transversal en artesa, discurren paralelamente separados por el Lomo de La palma, que indica la colmatación del antiguo valle mioceno excavado entre la antigua rampa de Ayagaures y el Macizo de Ojeda-Inagua-Pajonales.

Aunque participa de los rasgos climáticos de la mitad meridional de la Isla, en esta zona se producen las mayores precipitaciones, entre 400 y 500 mm. Son irregulares, de gran intensidad, y suelen caer en forma de chubascos violentos: por eso se decidió concentrar aquí la construcción de embalses, que fue posible gracias al sustrato rocoso impermeable.

Estos parajes estuvieron ocupados por extensos pinares, de los que aún quedan manifestaciones reseñables. Hoy, éstos proceden en su mayoría de las repoblaciones efectuadas a partir de la década de los años sesenta, que afectaron a la falda meridional del Macizo de Pajonales y a la divisoria entre Chira y Ayagaures. En los tramos medios es característico el matorral abierto de retamas, escobones y tabaibas.

En el pasado, las actividades agro-silvo-pastoriles articularon el territorio. Los valles fértiles fueron ocupados por cultivos de regadío para el autoconsumo y el abastecimiento del mercado comarcal; las laderas sufrieron el escalonamiento previo a la introducción de cereales, y los terrenos más ásperos se destinaron a la suelta de ganados. Surgieron así los pagos de Soria y Cercados de Araña, vinculados a los barrancos de Arguineguín y Chira y a su aprovechamiento agrícola: el uso de los caminos se asocia, pues, a la comunicación de estos dos núcleos poblacionales con otros próximos y con las áreas productivas aledañas.

Tras la instalación en la franja litoral del cultivo tomatero, ya en el siglo XX, se construyeron para su riego en los años 50 las presas de Las Niñas y Chira. Años más tarde, en 1971, se hizo el Embalse de Soria, el de mayor capacidad de la Isla, considerando también las favorables expectativas del inicio del turismo en el Sur. Las presas provocaron una radical transformación del paisaje, con el despoblamiento del interior en beneficio del litoral, de mayor pujanza económica gracias al turismo y a la agricultura de exportación.

La nueva estructura socioeconómica tuvo, entre otras consecuencias, la de difundir la cultura del ocio entre los habitantes de la Isla y la de reforzar la demanda de espacios de esparcimiento y de contacto con el medio natural. Así, los embalses más relevantes se transformaron en reclamo turístico para sus habitantes y los turistas, que, aunque se alojan generalmente en la costa meridional, también sienten el deseo de conocer el medio insular y se internan en el interior. Los antiguos pagos rurales comienzan entonces a desarrollar, junto a las tradicionales actividades agrarias, otras nuevas, relacionadas con la llegada ocasional de visitantes.

Descripción del recorrido

Tramo XV-A: Cruz de la Huesita - Casa de La Data
(2,3 kilómetros / 45 minutos)
 

Se inicia en la Cruz de la Huesita y finaliza en el cruce con las pistas que conducen a las presas de Las Niñas y de Soria, en las cercanías de la Casa o Tomadero de La Data. Discurre casi en continuo descenso, con una pendiente de 7 grados; atraviesa primero el Llanillo de San Juan, desciende después sobre la margen derecha de la Montaña del Treo y, desde aquí, hasta la carretera por el Repechón de Guillén. La vegetación dominante es el pinar con sotobosque de jaras.

Destacan las panorámicas parciales del Morro de La Negra, la Presa de Las Niñas, la Montaña de Tauro y la cabecera del Barranco de Arguineguín.

 

Tramo XV-B: Casa de La Data - Soria
(4 kilómetros / 2 horas)
 
Este tramo comienza en el cruce de la Casa de La Data. Va por la pista de tierra de la izquierda, la de la Presa de Soria. Tras un corto tramo de pista de 190 metros, a través de un antiguo sendero de unos 600 metros de longitud, bordeando la vertiente sureste de la Montaña de Las Monjas, llega al muro de la presa a la altura de los Llanos de la Hierba Huerto.

Después, la ruta recorre 150 metros de pista asfaltada, asciende por el Lomo del Piquillo y, en las proximidades de la Piedra del Camello, comienza a bajar por la ladera occidental de la Cañada de la Perra, ya convertida en sendero, durante algo más de 2 kilómetros. Atraviesa el Caidero de Soria, y continúa el descenso a través del Tabaibal hasta las primeras viviendas del Caserío de Soria, cerca de la Huerta de los Caideros, y desde allí, tras 960 metros de carretera, alcanza el pago de Soria.

La pendiente media es de unos 5 grados, que varían entre los 3 grados en las proximidades de la Montaña de Las Monjas y los 9 del descenso desde las inmediaciones de la Presa de Las Niñas hasta las primeras casas del pago de Soria, salvando un desnivel de 300 metros en poco más de dos kilómetros de camino.

Hay dos cuevas de cierta envergadura junto al sendero, en los alrededores del Caidero de Soria y del mirador, con vistas espectaculares del caserío y Presa de Soria y del Lomo de La Palma. La presencia humana se hace notar a lo largo del tramo en los bancales de cultivos abandonados, las eras y en un laborioso empedrado que une las cuevas con el Caidero de Soria. Resalta la belleza natural de esta Caidero, excavado en la roca y utilizado por los lugareños para instalar un curioso sistema de recogida de agua, con un embalse y una pequeña red de canales. El tramo puede resultar peligroso cuando llegan las lluvias, que forman cascadas y cierran el paso.

Tramo XV-C: Soria - Cercados de Araña
(5,2 kilómetros / 2 horas, 30 minutos)

Desde el pago de Soria el sendero desciende hacia el muro de la presa, cruzándolo para ascender la cañada de El Almácigo, atravesar el Paso de la Galana y ascender, ya en las inmediaciones del Morro del Convento, la rampa de La Palma, hasta llegar a las primeras casas del núcleo rural del mismo nombre. Desde este punto, el camino alterna firmes de pista, tierra y roca, y cruza de modo longitudinal el Lomo de La Palma, hasta la entrada del caserío de Cercados de Araña. En el interior del casco se transforma en pista asfaltada, hasta la salida del pueblo.

La pendiente aproximada es de unos 6 grados, la mayor del conjunto de los tramos, a causa del fuerte ascenso que efectúa el camino desde la Presa de Soria hasta el Lomo de La Palma. Las perspectivas son del Barranco de Soria y de la presa, por la subida al Lomo de La Palma desde el Morro del Convento, y de la Presa de Chira y del Pago de Cercados de Araña desde la vista del Cabezo. La impronta humana se aprecia en los extensos campos de cereales del Lomo de La Palma, hoy prácticamente abandonados; frente al abandono de la agricultura cerealística tradicional, las presas estimularon la reciente instalación de cultivos de regadío asentados en sus márgenes.


Tramo XV-D: Cercados de Araña - Degollada del Dinero
(8,6 kilómetros / 2 horas, 30 minutos)

Desde Cercados de Araña, siguiendo la margen oriental de la Presa de Chira, el camino llega hasta el muro de la presa tras recorrer casi dos kilómetros. Allí hay un albergue de Medio Ambiente, y la pista continúa a la izquierda en el sentido de la marcha por las Laderas del Roque al Morro de la Hierba Huerto. Antes de alcanzar la base del Morro, la pista se convierte en sendero que continúa hasta la Degollada de Cho Benito, sorteando morros y otros accidentes, siempre en la vertiente de Chira. Destacan las panorámicas de Cercados de Araña, de la Presa de Chira y de la vertiente meridional de la cumbre, sobre todo desde los miradores de la Degollada del Sordo, de la Degollada de Pedro Abad y de la Degollada de Llano Hidalgo. Nos encontramos con un pinar mixto, en el que se combinan ejemplares naturales y otros plantados en las últimas décadas.

En la Degollada de Cho Benito, el sendero pasa a la ladera oriental de la divisoria y continúa hasta la pista que, desde la Degollada de la Cruz Grande, se interna hacia Ayagaures en la Degollada del Dinero, donde conecta con el Sendero XI (Llanos del Garañón - Maspalomas). En esta última parte del sendero, las panorámicas son de la cuenca de Ayagaures y del litoral de Maspalomas.

La pendiente supera ligeramente los 6 grados, y resulta más acusada en el ascenso hasta el Morro de la Hierba Huerto, donde, especialmente en sus estribaciones, dificulta la subida. La vegetación característica es también el pinar mixto, que sirve de refugio al cada vez más frecuente pájaro picapinos.


Sendero XVI: 
Caldera de Bandama


Ficha Técnica
 

Longitud total / duración de la marcha: 3,1 kilómetros / 1 hora, 40 minutos
Desnivel origen / destino: 234 metros
Desnivel máximo: 234 metros
Pendiente:
media: 6 grados
mínima: 0 grados
máxima: 14 grados
Firme:
sendero: 3,1 kilómetros
pista: 0 kilómetros
asfalto: 0 kilómetros
Dificultad: alta
Precauciones: firme inestable.


Descripción General

Por su magnitud y espectacularidad, el Pico y la Caldera de Bandama forman el complejo volcánico más interesante del ciclo reciente en Gran Canaria. Surgió en el Holoceno, hace unos 5.000 años; se halla constituido por el mar de la Caldera de Bandama y su Pico, un edificio estromboliano. El Pico es un cono de cínder de unos 200 metros de altura, con cráter en herradura abierto al Noroeste. Emitió gran cantidad de materiales, originando junto con el cercano volcán del Monte Lentiscal, contemporáneo suyo, el mayor campo de picones de la Isla, utilizado desde el siglo XVIII para el cultivo de la vid.

La Caldera es una enorme depresión semielíptica de unos 200 metros de profundidad, con un diámetro en sus bordes de unos 1.100 metros y un perímetro de 3 kilómetros. En las paredes internas se observa el sustrato perforado durante las violentas explosiones freatomagmáticas que la originaron: fonolíticas miocénicas en las que se apoyan materiales del ciclo Roque Nublo. En la parte superior aparecen depósitos freatomagmáticos y picones. Sobre el fondo plano, situado a 216 metros y con un diámetro de 250 metros, se apoyan potentes taludes de derrubios.

Climáticamente, presenta las características comunes al Noreste insular, con temperaturas moderadas y precipitaciones entre los 300 y 350 mm. anuales. Su exposición a barlovento y su altitud media explican que frecuentemente se encuentre cubierta de nubes.

Se trata de un espacio intensamente transformado. En su interior existe un singular yacimiento prehistórico, de cuevas de habitación y silos, a media altura de la parte norte de la Caldera. Desde el siglo XVI se instalaron vides en su interior, tradición que se mantiene en el entorno, como denotan los numerosos lagares, algunos de ellos del siglo XVIII, cuando el cultivo de la vid se generalizó en toda la comarca.

Desde su adquisición por el Cabildo Insular en 1975, es espacio quedó como reserva natural, lo que ha permitido un proceso de recuperación que se manifiesta especialmente en la vegetación.

La red de caminos tradicionales de la Caldera de Bandama surgió para facilitar el acceso a los espacios agrarios que la circundan, y a las laderas altas, para leñeo y pastoreo y también comunicar con el Barranco de las Goteras u otros espacios agrarios cercanos.

Descripción del recorrido

Tramo XVI-A: Caserío de Bandama - Fondo de la Caldera
(1,1 kilómetros / 1 hora)  

Parte del caserío de Bandama hacia las Casa del Fondo, por la ladera suroeste del Pico y La Caldera. El desnivel imprime una pendiente constante de aproximadamente 14 grados, que exige un esfuerzo alto al caminante: aunque la dificultad del camino no estriba sólo en su pendiente, sino, sobre todo, en el sustrato poco firme de picones que en algunas partes se reduce a una delgada capa sobre roca o tierra compacta, en la que es fácil resbalar.

El primer subtramo desciende desde el caserío hasta la Vuelta de Los Cuartos, atraviesa el portal de la Caldera y llega a La Hoyeta, zona acondicionada y mirador hacia el interior. Desde la Vuelta de Los Cuartos, caminando sobre picones y entre matorrales y retamas blancas en la ladera suroeste del Pico, pronto se alcanza el Mirador del Cornical, con una vista completa del conjunto de la Caldera. Hasta las Casas del Fondo se baja en zig-zag por la vertiente oeste de la Caldera, con mayores dificultades debido a las pendientes y a los más frecuentes cambios de sustrato (piedra, picón, empedrados, peldaños).

La vegetación, casi desde el principio, es la del bosque termófilo, con abundancia de acebuches, lentiscos, palmeras y guaydiles.

 

Tramo XVI-B: Circunvalación al fondo de la Caldera
(1,5 kilómetros / 20 minutos)
 
La circunvalación del fondo de la Caldera se desarrolla en las laderas bajas de los taludes, casi siempre sobre antiguos bancales de cultivos. Enlaza las Casas del Fondo con diversos lugares acondicionados para la permanencia al aire libre de los visitantes, que pueden disfrutar de la diversidad de ángulos visuales de las paredes de la Caldera, e infraestructuras agrarias tradicionales que ofrece este paraje. Su trazado circular posibilita observar distintos aspectos de la vegetación, destacando en la mitad sur el bosquete de acebuches, lentiscos y palmeras, en tanto que en los escarpes de los riscos circundantes se refugian diversas especies características de las formaciones termoescleróficas: orobales, tajinastes, guaydiles, malvas de risco, etcétera. En la vertiente baja del Este de la Caldera existen varias áreas de descanso acondicionadas.

Tramo XVI-C: La Fuente - Las Cuevas de La Bodega
(0,5 kilómetros / 20 minutos)

Este último tramo asciende por la ladera oeste hasta el Estanque del Culatón, desde donde se dirige hacia las Cuevas de La Bodega, para después descender hasta la escorrentía de la Cañada de la Mina, donde enlaza con el tramo anterior, en el Suroeste de la Caldera. El paseo permite acceder a las laderas medias, con excelentes vistas del interior del cráter, y recorrer el bosque termófilo, compuesto sobre todo por acebuches y palmeras, y en menor medida, ejemplares aislados de lentiscos. El desnivel máximo de de 50 metros, pero los ascensos transcurren con numerosos peldaños. El estanque del Culatón y las Cuevas de La Bodega son lugares donde descansar en el interior del bosque, o donde protegerse de la lluvia.

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